México Politeísta....Cada quien su dios

¿Quién no sabe que en el mundo existen muchas religiones? Seguro que la mayoría puede nombrar por lo menos dos. Pero, ¿y en México? La respuesta más segura sería que la religión católica es la preferida. De hecho es la más profesada en el país junto otras religiones cristianas y evangélicas. Aquí el link http://www.beta.inegi.org.mx/temas/religion/​
Lo interesante es cómo la mayoría de personas que conozco niegan ser católicos o protestantes o evangélicos. Cuando se les pregunta por qué no profesan la religión de la mayoría en México contestan cosas diversas: no están de acuerdo con la iglesia como institución, no creen que ese dios clavado en una cruz de la iconografía católica sea el verdadero dios. Es más, y aquí es donde realmente se pone truculunto el asunto, la mayoría clama tener su propio dios. ¡Sopas!, digo yo. Claramente las estadísticas reflejan algo que no es del todo cierto ​​(suponiendo que podamos extrapolar mis experiencias a toda la población, lo que es poco probable, pero vale la pena el análisis), que la gente está declarando pertenecer a una religión milenaria, pero acá, ya en confianza, dicen tener su propio dios. Para los ateos es más fácil: no hay ningún dios y punto.
Sin embargo, la cosa se pone aún más turbia. Recientemente platicaba con un amigo sobre su filiación religiosa... Lo mismo de siempre; declaraba tener su propio dios. Un dios que nunca nadie de los que me ha dicho eso ha podido explicar. En ese momento, ese amigo decía que su dios era un rollo de papel que nos habían dejado para limpiarnos las manos (¡evidentemente el restaurante bar en el que estábamos quería ahorrarse las servilletas!). ¡Qué cosa tan rara, caray! ¿Cómo era posible esa respuesta? Y, sin embargo, es la respuesta que he escuchado decenas de veces.
¿Por qué negar un sistema de creencias milenario y consolidado y adoptar uno que, ni siquiera los que lo defienden, pueden explicar? ¿Por qué ese dios puede ser un gato, una piedra o un pensamiento muy complicado o tergiversado según le convenga al que defiende a este supuesto dios? ¿No es el gato, la piedra, el papel para limpiarse las manos, eso: un gato, una piedra, un papel para limpiarse las manos? Reconociendo que el lenguaje humano es muy limitado en cuanto a explicar los sentimientos, los sabores, etc. ¿no debe ser cada cosa lo que es? ¿no debe llamarse a las cosas por su nombre? Por que si no, ¡Imagínense!, todo sería todo y nada a la vez y algo y todo... ustedes me entienden; un caos pues.
Lo que es evidente es que las personas no pueden definir a su dios. Usan cosas materiales y bien definidas o, a veces, una serie de argumentos enredosos y místicos para describir aquello que sólo ellos pueden ver o sentir o lo que sea que quieran explicar y, cabe aclarar, ni  siquiera es lo mismo para todos. Es como en esas películas de Star Wars donde hablan de una fuerza misteriosa que está en todo. Pero eso es ciencia ficción. ¿Será acaso, en el afán de las personas de no ser parte de esas religiones que han cometido atrocidades contra la humanidad a lo largo de su historia que tienen que inventar creencias más puras​, pero a la vez, las mismas personas no quieren quedar relegadas de las promesas de vida eterna que ofrecen las religiones bien consolidades, que tienen que enredarse dando argumentos de lo que es casi seguro un disparate?
Como sea, creo que la gente no quiere verse mal y a la vez poseer un seguro, por si acaso. Me explico. Nadie quiere ser parte del sistema religioso que concentra poder, que ha comedito un sinfin de atrocidades, que acumula riqueza desmedida, que es pesado porque lo obliga a uno a ir cada fin de semana a un lugar donde le dicen que por la forma en que ha vivido hasta ese momento lo más seguro es que irá al infierno; pero nadie quiere quedarse sin ir al cielo (o al lugar de confort donde se quiera), entonces tienen que justificar la existencia de un ente inanimado y todopoderoso que los protege en el mundo terreno y los aceptará en el ultraterreno (¿notan aquí algún parecido con el dios de la religión consolidada?).
La plática terminó como todas las pláticas que versan de esos temas: mi amigó terminó gritando y no dejando hablar y yo tratando de callarlo para que me dejara hablar. 
En fin, no deja de llamarme la atención el modo tan raro en que la gente busca tener algo​ que lo proteja. Yo lo veo así: es tan difícil acatar todas las reglas de las religiones consolidades y tan fácil vivir de modo contrario que, al final, la gente acaba por inventarse dioses variopintos para no sentirse fuera de onda; como para decir que él o ella también tiene su dios​, algo parecido a tener un coche o una mascota o el celular de moda.​

Solo para concluír, a nadie le afecta que el otro se invente dioses, tal vez debieran acudir al psicólogo porque tener amigos imaginarios en la edad adulta debe tomarse en serio. Aunque, como dice una frase que circula en las redes sociales: "Si uno tiene un amigo imaginario, es locura; si todos tienen un mismo amigo imaginario, es religión". ¿Si iba así?...​

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