Involución de las condiciones laborales en México


Hace más de 30 años nuestros padres gozaban de una mejor posición en cuanto a los beneficios de trabajar se refiere. Para empezar, no tenían que llenar tantos requisitos de capacitación y experiencia que ahora piden las empresas; con tener secundaria terminada y muchas ganas de trabajar y aprender era más que suficiente. Luego, las prestaciones de ley, los sindicatos, la inclinación del gobierno a proteger realmente a sus ciudadanos ayudaban bastante a que los trabajadores realmente se sintieran seguros dentro de sus empresas. Las jornadas de trabajo eran estrictamente de ocho horas y había pago de horas extra. Es más, se podía hacer una carrera dentro de la empresa; se podía empezar en el nivel más bajo y se sabía que era posible llegar al nivel más alto.
Con todas las condiciones de hace más de treinta años la canasta básica incluía muchos bienes tangibles y muchos intangibles; incluso se contemplaba que el salario de un trabajador alcanzara para ir al cine, al teatro, al estadio de fútbol… Era relativamente fácil adquirir una casa, un auto y mantener una familia numerosa con el sueldo de uno sólo de los integrantes.
Actualmente, para conseguir un salario digno –uno que alcance para pagar renta y te dé comer— hace falta tener mucha experiencia laboral, estudios de por lo menos preparatoria, estar capacitado en tecnologías de la información y conocer a un nivel intermedio el idioma inglés. Con todo lo anterior, --y aunque ahora el trabajador promedio es más productivo que antes— el poder adquisitivo de los salarios es bastante más bajo que el de ayer. Hoy en día es muy difícil conseguir un trabajo de planta, es todavía más difícil llegar a ser gerente de la empresa en la que uno labora y se ha vuelto prácticamente imposible contar con la protección del gobierno o de un sindicato; el que no tiene dinero suficiente para pagarse un abogado, no puede defender sus derechos laborales (los cuáles también son bastante menos y de menor calidad que antaño). Y ya mejor ni se hable de las horas extras, simplemente ya no existe; el trabajador mexicano conoce su hora de entrada al trabajo, pero rara vez saldrá a la hora estipulada en su contrato temporal.


La situación laboral mexicana contemporánea es así por la ambición desmedida de los grandes capitales, ahora cada trabajador cuesta menos que antes, está mejor capacitado, trabaja más horas, tiene menos derechos y es más productivo; y recibe mucho menos que en tiempos anteriores. Otra de las razones es la pérdida de la confianza en los sindicatos, en otros tiempos, estos velaban por os intereses de sus agremiados, ahora, los sindicatos son totalmente afines al sistema, velan por los intereses de los patrones; sus agremiados son moneda de cambio en política, son votos acarreados para el dirigente en turno. Desinterés, apatía y falta de organización por parte de los trabajadores mexicanos es otra de las explicaciones del sistema laboral en éste país, el trabajador promedio se deja pisotear, cooptar, comprar, explotar; mira con recelo y odio a sus compañeros de trabajo; mantiene admiración, miedo y respeto hacia los jefes que no tienen interés en que se desarrolle profesionalmente. Finalmente el desconocimiento de la historia de las condiciones laborales en México, su desarrollo, hace que el trabajador sienta que ‘la vida es así’, hace que simplemente repita en su mente: “no te quejes, ponte a trabajar”.

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